Noticia preocupante...y escenario que se da en La Tierra del Sur

Noticia aparecida en La Razón:

Máxima alarma en Marruecos por el robo de misiles en un cuartel de Casablanca.
Los servicios de seguridad marroquíes temen que las armas estén en manos de terroristas islámicos.

La alarma en Rabat es máxima. El Rey Mohamed VI ha pedido la cabeza de los responsables del fallo de seguridad que ha permitido el robo de misiles antitanque en un cuartel de Casablanca. La seguridad teme que las armas estén en manos de terroristas islámicos listos para cometer un gran atentado. El robo se produjo una semana antes de la destitución del general Harchi como responsable del espionaje exterior alauí, una sospechosa coincidencia, según algunos medios marroquíes. Sin embargo, otros expertos no descartan que detrás esté una mafia militar capaz de todo para retener su poder.
Pedro Canales Madrid- Las fuerzas de seguridad marroquíes se encuentran en estado de máxima alerta tras el descubrimiento del robo de misiles antitanque en un cuartel cercano a Casablanca. El Rey ha pedido responsabilidades. El coronel Mohamed Butaleb, al mando de la I Brigada de Transporte Blindado y cinco oficiales han sido detenidos. La inteligencia marroquí teme que los misiles estén en manos de terroristas salafistas que los utilice para cometer atentados en Marruecos o fuera del país. La noticia del robo ha sido publicada por el semanario «Al Baidawi», que señala que éste se produjo una semana antes de que el Rey destituyera al general Ahmed Harchi como jefe del espionaje exterior. La publicación señala la coincidencia de ambos hechos. Sin embargo, los servicios de inteligencia occidentales se muestran más escépticos y apuntan que «los tres altos oficiales a los que podría afectar el incidente son el coronel mayor Hamdun, jefe de la inteligencia militar; el general Belbachir; al mando de la seguridad militar, y el general Laanigri, que dirige la seguridad nacional y controla la Dirección de Seguridad del Territorio (DST). Harchi, el general destituido, se ocupaba sólo de la inteligencia exterior. Se da la circunstancia de que tras los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca que causaron 45 muertos, cuatro de ellos españoles, Mohamed VI exigió una rigurosa investigación sobre la posible infiltración del terrorismo islamista en el Ejército. El Rey, que es Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas Reales (FAR), planteó entonces «medidas preventivas para garantizar la seguridad del material militar en los cuarteles e impedir que las armas caigan en manos de grupos terroristas». La preocupación del Palacio Real sobre el alcance del extremismo islámico en los cuarteles se reflejó en la declaración del jefe de la DST, Ahmed Harari, en la reciente conferencia antiterrorista de Riad (Arabia Saudí), sobre que «el peligro terrorista sigue vigente en Marruecos». Mohamed Al Gomari, profesor de Ciencias Políticas, no descarta que los autores del robo sean militares que venden después las armas «a grupos terroristas. Al Gomari afirma que «existen altos mandos con grandes privilegios que al ver peligrar su situación podrían seguir varias opciones: primero, inventar una amenaza exterior inexistente que sea el pretexto para recortar las libertades; segundo, formar bandas criminales o infiltrarse en redes terroristas para utilizarlas según sus intereses, como ocurre en Argelia; y tercero, influir sobre el Rey, es decir, protagonizar una prueba de fuerza militar». Desde la llegada al trono de Mohamed VI, la Gendarmería Real ha reducido su control sobre las FAR, lo que ha suscitado una gran inquietud en medios políticos que ven en ello una pérdida de fuerza del Rey sobre el estamento militar. Hasta ese momento la custodia de arsenales la realizaba la Gerdarmería Real.

Bueno, pues este supuesto, se da en La Tierra del Sur. Cuando en la noticia se deja caer que el Rey tiene una pérdida de poder en el estamento militar y que existe influencia del integrismo islámico en los cuarteles, por una parte me siento internamente contento porque este supuesto es el que maneja la novela. Por otra, siento preocupación, porque siempre he dicho que mi deseo es que todo lo que se encierra en las páginas de esta novela quede en una ficción.